jueves, 12 de julio de 2007

Naturaleza a 35°


Rocío Durand

Miró dentro del maletín de mimbre para evitar que un olvido la hiciera cambiar de estrategia; llovía, las hojas humedecidas salpicaban su cuerpo, contemplarlas aflojó su entrecejo, caminaba ligera, flotando. De pronto la sujetan por la espalda, atan un cedazo sobre sus ojos eliminándole el juicio, rumbo al salón, cayeron una a una sus prendas; escuchaba, olía, sentía… el suspenso la humedecía, la enmudecía. Era mágico sentirse viva. Eso quería, sentirse un cuerpo que escurre como vela encendida.

Reconoció la voz que la atrajo por el imán de su olor, a bosque, a selva, a caricias de manos traviesas haciéndola desear ese juego. Buscó esa boca hasta envolverla por completo. Mordió esos labios como cerezos tiernos, y su lengua recorrió cada milímetro sin prisa…

El simplemente dijo “es suyo, disfrútelo, es para usted” y hundía sus ganas de sentirla. “No quiero más música que la suya”.

Con aceite recorrió la nariz de tigre que dibujaba su cadera prominente de perfil en la penumbra. Esos dedos reconocieron sus pliegues hasta provocar palpitaciones, contracciones. Abrieron las puertas del cielo infinito. Bajo el manto misterioso del abrazo enardecido. El éxtasis mutuo les hacía parecer una lánguida criatura, un solo aroma, música de “amor deseo”, empapados de rocío, como náufragos que arroja una “barca atracando en el deseo”.

La ducha los refrescó de nuevo, eran Adán y Eva, Tristán e Isolda, Pigmaleón y Galatea…

Se besaron de nuevo con la ternura de abril en un reflejo de luna.

Le había servido usar pañal durante un mes y orinar al primer impulso, entrenamiento para lograr orgasmos, uno a uno hasta llegar al múltiple. Cultivar el deseo fue su meta.

Rehabilitar sus músculos ancestralmente oprimidos por la culpa, el deber y postergarse a si misma hasta el casi olvido.

Recordaba esa ocasión cuando al competir en 50 metros libres, nunca le había pasado; esa vez era distinto. Bajo presión, en medio de la algaraza, pateaba a toda velocidad le frotó el clítoris, haciéndola llegar desvanecida por la mezcla del esfuerzo con la explosiva sensación del orgasmo.

Orinar en medio de una conversación, de camino a la comunión en la misa dominical, del tráfico abrumador. Hasta sentir micro orgasmos que ocultaba tras una sonrisa traviesa y un bochorno. Era como encontrarse a sí misma en medio de una prisión construida por los muros de la expectativa social.

Una y otra vez lo repitió. Liberar el clítoris escondido tras los dedos oscuros del abuso infantil que lo hechizaron, casi mutilaron. Pensó en las africanas que son castradas desde bebés. En las pequeñas usadas para pornografía infantil. Cuanta niñez dolida se reivindicaría con este hallazgo; su cuerpo, laboratorio multisensorial, un clítoris contiene ocho mil terminales nerviosas. Que intenso.

Orinar y respirar se volvieron terapia por intuición.

Fue sanador el encuentro con el ser de luz que mágicamente pronunció: “es suyo…disfrútelo”. Soy para usted, soy de usted. Un sorbo de café de pluma de Oaxaca, la hicieron verter estas letras sobre el papel tamaño esquela, mientras soñaba despierta.

Su ropa era la antesala perfecta, cada vez más conciente, dibujaba su cuerpo invitando a acariciarla con la mirada, como un pájaro sediento descansa en el manantial de sus pechos, en la cañada de sus muslos lisos, tersos que la falda envolvente dejaba asomar a cada paso.

Sentada, invitaba a manos traviesas, una fiesta era su renovado cuerpo. Fiesta al deseo.

Cada vez que así se sentía, sucedían cosas inexplicables, indescriptibles, “no sé porqué pero pensaba en ti” le decía Pigmaleón cuando llamaba por teléfono. Era como haberle marcado telepáticamente y la voz del bosque entero, de playa del Carmen, Pie de la Cuesta, entrara por el auricular. Ella, complacida por la demostración a sí misma de la fuerza contenida en ese misterio del amor-deseo; encontró la llave. Recordó el guión del cortometraje donde simplemente dijo: ¡Aquí está la llave! era su frase favorita y de regalo decirla en un documento para la posteridad ¡aquí está la llave!

La de la seducción, la del deseo, la del universo, la del clítoris liberado, la del infinito posible…la que abre la recepción del parabólico misterio.

El éxtasis de lo femenino arribó para inundarla. Quedó preñada del bosque, de rugido de mar a media noche. Ahora quería comer león en Cuernavaca, en el autobús, en la carretera, al amanecer, en Pie de la Cuesta, en Cancún, en su cama vacía de sábanas verde óptico donde sus dedos escribían música con arpegios de autoexploración.




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Educación, intuición, sentido común, talentos...¿qué más..?

Hola!
Unas preguntas para mi diagnóstico, en busca de un pronóstico.

¿Cuál ha sido el profesor o profesora que más recuerdas?
¿Qué lo hace especial en tu formación académica?
¿Qué anécdotas contarías a tus nietos?
¿Cómo imaginas la escuela ideal?
¿Qué debe enseñarse ahí, cómo, quién, cuánto tiempo, con qué lenguaje, herramientas, cuánto debe costar, qué hace falta, que se nos ha olvidado, cómo incluirlo, qué puertas tocar (sin que te cueste la integridad...)?
...Así, dialogando podríamos sumarnos a la formación de una escuela para la vida, donde se consideren aspectos de nuestra condición humana, la complejidad, llegar a la conciencia como el agua llega a nuestras céluas al ingerirla por necesidad, por educación, para ser saludables.

Intuición, todos la poseemos; pero ¿cómo confiar en ella si nos han enseñado a manejarnos por órdenes, por calificaciones, por cuadros de honor...?

Sentido común.- ¿Cómo se entrena, adquiere, cuál es su función, quiénes lo tenemos, cómo considerarlo, qué peso puede tener en la toma de decisiones? ¿Qué papel juega la cultura en su desarrollo? ¿Cuánto peso tiene el contexto para ser creativo, propositivo, intuitivo, libre, responsable, hábil, generar la capacidad de logro, superar la frustración con trabajo, constancia, tolerancia ó capitalización de los errores?

Talentos.- Nunca imaginé que un autógrafo "para mi Sor Juana
en potencia"de mi maestra Martha Rangel Escamilla en segundo de secundaria, marcara el innicio de mi formación traducida en estas ganas de escribir, caprichos, ideas, tormentos, delirios, cuentos...y algo de mi educación, porque he aprendido que nunca dejamos de aprender...hasta dos horas antes de morir o hasta la muerte.

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Corazón de Ceiba: Lo que un día empezó con una intención, hoy empieza a tomar forma, un espacio para la reflexión, el crecimiento, la creatividad y el fomento a la imaginación, pura o impura, dependerá de cada uno. Podrás venir a Meditar, a comer sabroso, a conversar. Aquí estamos con una linda sombra y un poco de música para acompañar tu experiencia. Vivir con alegría en el corazón y una mente nutrida de amor a la vida. Bienvenidos!